Es hora de que las organizaciones se replanteen la responsabilidad, y tomen un enfoque más proactivo fomentandola entre sus empleados. Las organizaciones deben intencionadamente fomentar una cultura de responsabilidad, en la que los empleados se sientan orgullosos de su trabajo y de la misión de su organización; y se situen en niveles de altos estandares de desempeño en el día a día.
La responsabilidad implica varios areas fundamentales que definen como se hace el trabajo en equipo y en la organización. Se muestra a través de:
- el compromiso de unos con otros
- como se miden y se reportan los progresos
- como reaccionan cuando las cosas van mal
- cuanta responsabilidad asume cada uno
Dependiendo como un individuo, un equipo o una organización asume desde el punto de vista operativo la responsabilidad; esto determina su capacidad de ejecutar la estrategia, obtener resultados y beneficiarse de la retroalimentación. La responsabilidad afecta cada tarea, grande o pequeña, dentro de la organización y como los individuos son capaces de trabajar juntos de manera fluida y productiva.
En las organizaciones que se enfrentan a problemas de responsabilidad, los empleados y los líderes a menudo crean excusas, culpan a otros, diseminan confusión sobre los objetivos, y tienen una actitud de incapacidad. Mientras, las organizaciones responsables fomentan una sensación de realidad, responsabilidad, compromiso, soluciones a los problemas y acciones determinadas.
En lugar de forzar la responsabilidad en la organización como parte de la estrategia de control de daños, replanteela como una cualidad que los empleados deben exhibir en su trabajo diario; que puede emplearse para obtener los resultados del negocio. Haciendo a los empleados responsables de manera positiva y de acuerdo a unos principios; genera una cultura positiva en el lugar de trabajo, con una buena moral, reduciendo la brecha de competencias, cumpliendo expectativas y finalmente un incremento en la capacidad de la organización para cumplir los objetivos estratégicos.
Traducido por Íñigo Sánchez-Cabezudo.